HACIA LA DIETA MÁS PURA
Cambiar de dieta es siempre algo difícil ya que el cuerpo está acostumbrado a un tipo de alimentación que recibe constantemente.
Cambiar de dieta es siempre algo difícil ya que el cuerpo está acostumbrado a un tipo de alimentación que recibe constantemente.
La mayoría de las personas comemos como comíamos de pequeños en nuestro hogar. Nos parecen normales los alimentos que nos enseñaron a comer nuestros padres y nos parecen exóticos o incluso repugnantes todos aquellos alimentos que no comemos habitualmente aunque a otras personas del planeta les parezca justo al contrario.
Sin embargo hay momentos en la vida en que nos sorprende a nosotros mismos la posibilidad de cambiar totalmente esos hábitos. A veces ocurre porque cambiamos de ambiente y nos acercamos más a personas que comen diferente: en la época de estudiante, al encontrar pareja, en un viaje. Otras veces estos cambios vienen determinados por situaciones más forzadas como un sobrepeso o una enfermedad, incluso un cambio en la economía o los ingresos del hogar. Una de las situaciones más bonitas que causan un cambio de dieta (hacia una mejor dieta) es la maternidad o paternidad ya que, la preocupación por la salud del bebé nos hace esforzarnos en buscar información y hasta nos lleva a sacrificar antiguos hábitos o caprichos en favor de una dieta más saludable. Es como una revolución en nuestras vidas.
El año pasado a raíz del eccema de nuestro hijo pequeño y también porque otro día alguien comentó que su cena de Navidad consistiría en cochinillo asado, una nueva revolución se produjo en mí y me planteé un paso más en el cambio de la dieta: de ovo-lacto-pisci-vegetariana o "sin carne" simplemente a estrictamente vegetariana.
No se trata de ir quitando sino de ir sustituyendo. Al principio siendo omnívoro se cambia las carnes por otro tipo de proteínas: los huevos, cereales como la quinoa, frutos como el aguacate...Pero un día descubres que el brócoli o el sésamo (por poner un ejemplo) tienen tanto o más calcio que los lácteos y por qué no, se prueban recetas de leche vegetal, e incluso se encuentran algunas buenas marcas de leche de avena, de coco o de almendra, y uno comprende que el café o el cacao de las mañanas pueden tener un nuevo sabor y un nuevo sentido.
Otro día uno se da cuenta de que muchas semillas y algunos vegetales contienen exactamente los mismos nutrientes que nos aportan los pescados o los huevos y sin darse uno cuenta ya es vegano. El cuerpo lo agradece tanto, es imposible de entender si no se prueba, si no se hace con mucha variedad de alimentos y comprobando que tenemos todo lo que el cuerpo necesita.
Al principio se planifica más pero con el tiempo y teniendo buenos sitios donde comprar los alimentos donde ya se conoce bien los productos es como cuando se compraba antes del cambio.
Otro día uno se da cuenta de que muchas semillas y algunos vegetales contienen exactamente los mismos nutrientes que nos aportan los pescados o los huevos y sin darse uno cuenta ya es vegano. El cuerpo lo agradece tanto, es imposible de entender si no se prueba, si no se hace con mucha variedad de alimentos y comprobando que tenemos todo lo que el cuerpo necesita.
Al principio se planifica más pero con el tiempo y teniendo buenos sitios donde comprar los alimentos donde ya se conoce bien los productos es como cuando se compraba antes del cambio.
Y ahora ya miro hacia la dieta más pura que existe : el crudiveganismo. En esta dieta no se cuecen los alimentos o se tratan con menos de 48 grados porque así se conservan todas sus vitaminas y demás nutrientes. Algunos omnívoros que se han atrevido de un día para otro son testimonios de un cambio muy fuerte, no sólo mejoran en todos los aspectos físicos, muchas veces desaparecen depresiones y enfermedades crónicas cuando se continúa con esta dieta de forma planificada.
En nuestra casa quizá lleve tiempo pues de momento nos gustan algunas cosas hervidas: el arroz, la quinoa, el amaranto, el pan, el houmus...pero ya no hay prisa, con tranquilidad, cuanto más crudo mejor, si es un 70 %, estupendo, simplemente así. Tomamos semanalmente todo tipo de frutas, autóctonas, exóticas, muchas ensaladas con todo tipo de hortalizas, semillas, nueces, germinados, los maravillosos aguacates, tomamos siempre leche de coco, de avena, de almendras. Se nota mucho en la salud. No echamos de menos la época de los MacDonalds. Los amigos, algunos vecinos, al principio un poco extrañados pero ahora disfrutan mucho de las meriendas que les preparo y han empezado a cuidarse un poco más.
En nuestra casa quizá lleve tiempo pues de momento nos gustan algunas cosas hervidas: el arroz, la quinoa, el amaranto, el pan, el houmus...pero ya no hay prisa, con tranquilidad, cuanto más crudo mejor, si es un 70 %, estupendo, simplemente así. Tomamos semanalmente todo tipo de frutas, autóctonas, exóticas, muchas ensaladas con todo tipo de hortalizas, semillas, nueces, germinados, los maravillosos aguacates, tomamos siempre leche de coco, de avena, de almendras. Se nota mucho en la salud. No echamos de menos la época de los MacDonalds. Los amigos, algunos vecinos, al principio un poco extrañados pero ahora disfrutan mucho de las meriendas que les preparo y han empezado a cuidarse un poco más.
El crudiveganismo es todo un mundo, que puede no tener ninguna o miles de recetas, pero no deja indiferente a nadie. Cada vez se da a conocer más, empiezan a surgir chefs especializados, restaurantes especializados, hay clínicas sólo basadas en esta dieta para curar todo tipo de enfermedades...sólo hay que buscar para descubrir.
También hay muchas campañas en contra del crudiveganismo, en realidad a muchas personas, por irónico que parezca no les interesa que la gente esté sana y tenga buenos sistemas inmunológicos.
También hay muchas campañas en contra del crudiveganismo, en realidad a muchas personas, por irónico que parezca no les interesa que la gente esté sana y tenga buenos sistemas inmunológicos.
El cambio de dieta no es sencillo porque a veces resulta complicado conseguir determinados alimentos o ingredientes, muchas veces son mucho más caros. Hay países en los que ni siquiera hay acceso a alimentos sanos. Los supermercados están casi hechos para envenenarnos con todos sus aditivos químicos, gelatinas hechas de piel de cerdo, lecitinas de soja tansgénica, azúcares en todo. Aún teniendo etiquetas con letras muy pequeñas se esconden cosas que si se supiesen espantaría a más de uno. Es cuestión de dedicarle un poco de tiempo para leer las etiquetas, averiguar todo lo que realmente necesita el cuerpo y dónde encontrarlo, informarse, comparar estudios, discernir los que dicen la verdad de los que están manipulados o pagados. Una vez que se conoce todo, ya va todo sobre la marcha.
Porfavor, cuéntenme sus opiniones, ¿qué cosas comieron cuando nunca pensaron comer antes? ¿qué les hizo cambiar de opinión?
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